Suspiros de España

Suspiros de España

La política se ha convertido en un escenario digno de la camorra. Un Sálvame Deluxe diario carente de fronteras, donde el odio se vierte por doquier, no importa hacia dónde ni de parte de quién.

Opinión | 27 de abril de 2024
Consuelo G. del Cid Guerra

Se va a por la familia si no pueden con uno. Padre, madre, suegro, novio, el vecino que un día te dijo no sé qué, el compañero de pupitre que recuerda lo tuyo con una goma que ya no borra nada...

Asistimos a unas crónicas verdaderamente marcianas. Pobre Sardá, con las alegrías que nos daba de madrugada. Las mandíbulas batientes escupen odio, la prensa de un lado y otro vive su mejor momento: hay carne de sobra en semejante matadero. Todo vale.

Maestros del linchamiento, youtubers a su merced, porque se lo han puesto a tiro. De la calumnia supina a revelación de todo secreto, seguidos de injurias, delitos contra el honor que afloran a diario, cargas y más cargas con lenguas de serpiente. ¿ Hay quien dé más?.

Perdidos los modos y las formas, la vergüenza se esfuma como por arte de magia. Denuncias insostenibles que entran a trámite sin una sola prueba y basadas en titulares de prensa, con sus correspondientes enlaces a modo Palabra de Dios. Jueces que aceptan semejante insensatez, entrando en el juego más sucio. Pero ellos, todo lo pueden y nada deben. A ellos, no se les toca.

España es un país bipolar por naturaleza, cuya sociedad, confusa, ha perdido el norte, porque así se ha indicado su dirección. Son much@s los que no saben distinguir entre bulo y veracidad; cuya mente, aplastada, se inclina a la conspiración fácil y barata, porque les encanta el higadillo y su escándalo. Lo imposible es real, se plasma, repite como un mantra cada fake hábilmente sembrado, en manos de frikis sedientos de espacio que emiten a diario desde una habitación convertida en estudio televisivo. Megalómanos recién nacidos con escuela, cercanos a cualquier partido neonato que promete colocarte en sus listas. El sueño de todo españolito medio, pegado a su escasa nómina que sueña con un coche de alta gama. La gran estafa moral, tan inconsciente como irreconocible en sus inicios.

Los dueños y señores de una ficción que ni siquiera sueña, cuya labor de ingeniería social lo ha conseguido. Censura absurda en redes sociales, modelando los mensajes que se mueven por palabras, como los anuncios de antaño.

Memes en manos de memos que disfrutan como nadie masacrando personas, más allá de la idea. El desastre está servido, señorías, pero no todo está consumado. El regreso de la razón es inminente, acompañada de un barrido lógico que aplastará -como corresponde- a la bestia que avanza. Esa ultraderecha. La misma que asesinó en su tiempo y demanda idénticas consignas, disfrazados -ellos, todos- de demócratas, mientras traicionan y aniquilan al contrario con artimañas de la más baja estofa.


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