Hace treinta y cinco años, entré en el Bar del Pí. Un hombre joven, pero con el pelo ya gris (es cosa de familia) empezó a disparar su cámara sin mediar palabra. Me fotografiaba a mí. Sorprendida, y antes de quejarme, hablé con él. Aquella primera conversación nos unió para siempre. Sí, para siempre. Se dice "nunca digas nunca jamás". Yo, con Pere, sí digo nunca, digo jamás, y digo siempre.
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06 de abril de 2009Consuelo G. del Cid Guerra
Abogado. Ejercía en su bufete de la calle Caspe. Lo dejó todo. Dió la vuelta a Europa, sólo y sin dinero. La fotografía es su vida entera. Por el retrato radical, marginal y brutal en ocasiones, se lo ha jugado todo. Por reflejar esa realidad que ofende, la dureza de la calle y la eterna belleza del instante. Me dijo, por escrito: "Te enseñaré cómo se puede, en muy pocos segundos, condensar la inmensidad". Me lo enseñó. Y lo aprendí.
Ha financiado sus propias exposiciones. Recuerdo especialmente su nevera de aquella gran casa , en la calle Xuclá, vacía de comida pero llena de carretes de fotos. Su cuarto oscuro donde revelaba y se rebelaba. Sólo.
Me ha retratado joven, adulta, y me retratará vieja. Le entregué mi imagen como a ningún fotógrafo. Tiene mis entrañas. Roba la mirada. Es un artista no entendido que continúa buscando un espacio posible. Es un amante del amor. Un ladrón de gestos. Es un hombre distinto de entre todos los hombres. Rabiosamente auténtico. Sincero como nadie. Sufrido desde la utilidad, en espera de poder, algún día, ser comprendido. Cueste lo que cueste. Y por lo más sagrado juro y aseguro que le va costando la vida. Respetuoso, galante, generoso, profesional. Es imposible no quererle porque quiere demasiado. Se le debe la gloria.
| Previo al desastroso pensamiento y la atormentada palabra, nos queda la mirada. Barrer lo todavía no barrido y maquillado, el acontecimiento en estado pramente impuro. Y pensar. Y decidir nuestro encuadre. Y hablar. (Foto tomada enel Café Zurich antes de su reforma incluída en mi cuaderno ?animalesde compañía.?) |
| Yo ya sé que vivir me costarà esfuerzo y, si algo no perdono, es su mentira despiadada y obscena. Que le llamen crisis a su beneficio, minutos a nuestra agonía, crédito a la esclavitud salvaje. (Foto tomada en Barcelona, Plaza Universidad confluencia Ronda San Antonio)
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| El gran teatro del mundo? Realmente tenemos conciencia de que nos observan? No son los Dioses quienes miiran con ánimo de juicio áureas trompetas y ángeles, son, quizá los pájaros. Perplejos, atónitos, sin rabias ni iras, puramente lúcidos ante nuestras estupideces y arrogancias, nuestros ingenuos amores y maldades., Divertidos quizá, ávidos del espectáculo que, como aprendices de perversos, les regalamos. (Foto tomada en el lago deZurich frente a la parada del barco en el Teatro de la Opera)
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