Sor-Prendida, haciendo honor a su nombre, miró a la chiquilla.
- ¡Pero si es una niña! -gritó-. ¿Cómo ha podido entrar aquí?
Paul Bazo, avergonzado, se disculpó como pudo. Que si un grupo grande había llegado en manada y no se dió cuenta, que si los tacones, que si la noche...
- ¡Es una menor! ¡no es más que una niña! Paul, ¿cómo has podido?
La criatura , dulce como la miel, asustada y encogida, rompió a llorar.
- No quiero volver a casa. No quiero volver nunca más. Por favor, ayúdenme ustedes. No soporto a mi padre.
Sor, conmovida como nunca, la estrechó tiernamente entre sus brazos.
- Tranquila, pequeña. ¿Cómo te llamas?
- Angustias Rajoy, respondió.
- ¡Angustias Rajoy! -exclamó Sor-. ¿Eres la niña que estoy pensando que eres?
- Sí, soy yo, la niña. Angustias Rajoy. Por Dios, no me lleven a ninguna comisaría ni a la asistencia social. He venido aquí porque una amiga del colegio me ha dicho que una tal Eva- Sión me puede ayudar. ¿Ustedes la conocen?
- ¡Claro! Está a punto de llegar. Siempre aparece a última hora para tomar chocolate con churros.
- Ay, doña Sor, ¿ustedes me invitarían a chocolate con churros? No saben el tiempo que hace que no los como, mi padre no me deja.
Eva-Sión apareció huracanada y mordaz. Se abrazó a la pequeña Angustias como si le fuera la vida en ello.
- Nadie debe saber nada de todo esto. Me llevo a la niña y santas pascuas. Una amiga de mi hija me lo ha contado todo y por eso Angustias ha venido aquí. Nadie la buscará porque se la han inventado, no es real. Voy a adoptar a la niña.
- Te vas a meter en un lío de cojones, Eva. Ya tenemos bastante con las chaladuras de Candy , con nuestras deudas en la seguridad social y con esta puta crisis como para adoptar a una criatura?
- Está todo pensado, Sor. Tengo un amigo que falsifica pasaportes y partidas de nacimiento. Vamos a salvar a la niña. Y se va a llamar Felicidad Prendida Sión.
- ¿Puedo ser el padre? ?preguntó Paul Bazo con los ojos húmedos.
- Serás su padre, Paul. Y nosotras sus madres. Angustias, quítate esos tacones de putón inmediatamente. Mañana vamos a Zara para vestirte como a una niña glamourosa.
Angustias dejó de llorar. El chocolate con churros le devolvió la sonrisa que jamás debió perder.