Adelina Ibáñez Mezcua

Adelina Ibáñez Mezcua

No se ha hecho justicia, una vez más. Pero seguiremos buscando a Bruno, y el día que aparezca, le hablaremos de su madre, Adelina, que murió con las botas puestas

Opinión | 19 de enero de 2020
Consuelo G. del Cid Guerra

- Hola, Consuelo. Vamos a empezar el relato de mi historia, no podré hacerlo muy seguido porque me encuentro mal y tengo que parar de vez en cuando para descansar…
- Tranquila, no te preocupes, tenemos tiempo…
 -El nombre de la monja ponlo de otra manera no vaya a ser que me metan un paquete…
 -El nombre de la monja se va a poner como me llamo Consuelo y si hay paquete será para las dos.
 
"Mi nombre es Adelina Ibáñez Mazcua y busco a mi hijo nacido el 27 de octubre en la Maternidad Santa Cristina de Madrid.
Yo era una mujer separada judicialmente de mi marido, quien me pasaba la manutención de mis hijas y la mía: 4000 pesetas todos los meses, y tenía la cartilla de la Seguridad Social para mis hijas y para mí.
Me quedé embarazada de mi nueva pareja, llevaba viviendo con él 3 años. En aquella época una mujer que no estaba casada no podía reconocer a su hijo,  eso era un problema bastante grande porque si mi marido se enteraba automáticamente me quitaba mis hijas que las tenía bajo mi custodia y tutela y de protección en el domicilio de mis padres.
El embarazo me lo quise quitar, mi pareja me decía que no, que  se hacía cargo del niño, que cuando me dieran el divorcio era para casarnos, pero yo a toda costa no quería tenerlo, pues el médico que tenía que ir con la cartilla a consulta, era vecino nuestro. Me dijo  que dos portales más abajo de él encontraría una clínica particular en la calle Desengaño, me dicen que sí y me das el precio para abortar. Me da cita para ello pero cuando llego me encuentro los coches de patrulla que estaban dentro de la clínica y por un minuto no me cogen a mí.
Tomé la determinación de continuar con mi embarazo, ya me tocaba la tripa, y llegué a querer mi embarazo, salir adelante con él y que sea lo que Dios quiera.
Hablé con una amiga de mi trabajo, la cuento mi problema y la situación que se me presenta, que es grande, y me dicen que vaya a la maternidad de Santa Cristina, que allí hay una monjita  muy buena que ayuda en estos casos a las personas que tenemos problemas... yo no lo pensé allí me fui.
Buenos días, vengo buscando a Sor María -y me dice
- soy yo.
- Sor María, tengo un problema.
- Sí hija, siéntate y anda cuéntame qué es lo que te pasa y por qué vienes a buscarme.
- Verá, soy una mujer separada de mi marido judicialmente y me he quedado embarazada, no puedo usar la cartilla de mi marido porque si se entera me quita a mis hijas y me ha dicho una amiga que usted ayuda en estos casos…
-Sí, sí.... te ayudo... ¿Conoces a su padre de la criatura?
- Sí sor María, le conozco…
- ¿Es soltero o casado?
- Soltero.
- ¿Y tú sabes si cuando tú tengas al niño se va hacer cargo?
- Sí se va a hacer cargo del niño, porque cuando yo tenga el divorcio, tenemos intención de casarnos.
- ¿Sabes de cuánto tiempo estás embarazada?
- No, no lo sé, yo no puedo llevar la cuenta de los embarazos porque yo tengo bocio y no regla regla muy mal y me tiene que llevar la cuenta el tocólogo…
- Bueno, pues en este caso para ti lo mejor que hay es hacerte la cartilla de la beneficencia para que así tengas derecho a que te atiendan los médicos hasta que paras.
 
Sacó un libro, “firma aquí” -dijo- y dame el carnet de identidad.
Yo le di el carnet y firmé en el libro que me dio y después me dijo: “Ahora pásate a ver al médico. Toma este sobre y cuando pases a consultar se lo das”. Cuando pasé a la consulta, a mí el médico me dejó la última, yo ya era un poco sorda, me tenían que hablar alto.
El médico me dijo que estaba aproximadamente de 4 meses. Sor María me había dado una tarjeta con 12 cuadritos correspondiente a un año y le dijo el médico “me tienes que firmar aquí” y le dije “¿Aquí? Si aquí yo ya lo he firmado a Sor María en el libro para que me hagan la cartilla de la beneficencia”. 
Y a mí también me tienes que firmar en este cuadrito porque eres de la beneficencia. Tú cuándo trabajas, cobras.
Sí claro…
Pues entonces a mí me tienes que firmar aquí porque yo tengo que presentar a las personas que atiende de beneficencia para que a mí me paguen.
 
Se guardó las tarjetas, le pregunté por qué no me daba una y me dijo "no, ésta se queda aquí conmigo hasta que paras. Toma este volante y sube a hacerte un análisis de sangre y cuando te lo hagan, bajas".
Me dio el sobre: “Ahora bajas a hablar con sor María, qué pasó al despacho”.
Le dije que según el médico yo estaba de unos cuatro meses. Me dio una tarjeta con el número de historia que debía conservar para entregarla en cada consulta. 
Regresé a los quince días y Sor María me preguntó si "había resuelto mi problema", si se lo había contado a mi familia… “No” -contesté-. Entonces no se me notaba la tripa. 
 Me dijo que lo mejor para mi caso era dar el niño en adopción, yo me quedé pensativa, tardé en contestarla y la dije: “Mire Sor María, ya sabe que soy sorda. y si en algo le he dicho que sí que tiene que ser no y en lo que tiene que ser si aún no le he dicho que tiene que ser sin es porque usted sabe que yo no oigo bien yo no quiero dar a mi hijo, yo quiero tener a mi hijo”.
Ven a la consulta dentro de 15 días para que te vea otra vez el ginecólogo -me dijo.
 Cada vez que iba tenía que firmar en un cuadrito y ese cuadrito de esa tarjeta se la quedaba el médico era una tarjeta verde de la Beneficencia. Yo me mosqueo mucho con Sor María y le cuento a mi amiga: “Tengo un mosqueo con esta monja... No me gusta nada, me ha dicho que le dé a mi hijo para que lo de en adopción”, y me dice: “No te preocupes, si no lo quieres dar, ella tiene una guardería donde tú dejas al niño 3 o 4 días, te lo guardan hasta que tú resuelvas el problema con tu familia y para ver cómo lo puedes reconocer”.
Cuando volví, le dije: “Sor María, usted tiene una guardería para poder dejar a mi hijo 3 o 4 días hasta que lo reconozca y ya hablé con y mi familia, y si lo puedo reconocer porque hemos ido al juzgado y me han dicho que llorando dos testigos que aleguen que somos pareja de hecho te lo podemos reconocer como padre soltero y madre casada…” Cuando le dije eso se puso a diabólica, tenía los labios morados, parecía un demonio, me daba miedo... Yo me escondía de mi familia por una hermana que tenía mucha amistad con mi marido, era muy amiga de mi marido, demasiado amiga, y si se enteraba se lo decía a mi marido y yo eso se lo decía a Sor María.
Entonces, sor María me dijo: “bueno bueno, cuando paras ya hablaremos de eso, cuando te pongas de parto te traes el sobre con la tarjeta de tu historia y con el informe del análisis de sangre y te pasas por la puerta de urgencias y en la parte de Odón”.
Me puse de parto el 26 de octubre, ingresé a las doce y media de la noche, ya era día 27 para amanecer lunes, cuando ingreso me piden la cartilla de la Seguridad Social,  yo digo que soy de la Beneficencia de Sor María. 
No llevo ni el sobre el análisis de la tarjeta de número de historia , bien porque se me ha olvidado o no la quise llevar ... de eso no me acuerdo. 
Me llevaron a la habitación roja,  apenas se veía, me metieron en una cama y dije que yo era muy rápida pariendo, que enseguida paría ,y me dijeron que si no me daba un dolor fuerte, que no apretara, que jadeara, porque tenían un parto complicado que estaban atendiendo.. 
Me vino un dolor fuerte, y parí a mi hijo tocando la pera para que vinieran a atendernos. Toqué a mi hijo en la cabecita, las manitas, los piececitos .... no lo escuché llorar por mí sordera.. cuando la enfemera llega, hay una comadrona y un médico que me está mirando de lado. No me enfadé.
Me pusieron una mascarilla negra. Estaba amaneciendo, entró una enfermera y me hizo un análisis de sangre.
Pregunto si he tenido niño o niña y me dice que "tranquila, tranquila, que ahora vendrá el médico y te lo dirá". 
Vi una  monja entre nieblas con gafas de color agua ... yo no conocía así a Sor María, yo la conocía con la pañoleta y sin gafas..
  -Madre qué he tenido?
- Tranquila , tranquila ... que el médico pasará y se lo dirá.
 Cuando vino el médico le pregunté qué por qué me habían anestesiado, si ya había parido a mi hijo sola en la cama, y el médico me contestó que no, que yo lo que había tenido era la placenta previa que me anestesiaron para sacarme al niño que traía tres vueltas y se podía ahogar.
Yo le dije que eso era mentira, que se estaba confundiendo con otra mujer, me dijo que tenía puntos, le dije que era mentira que me habían dado un corte que no sabía por qué razón entonces me incorporé y pregunté donde estaba mi hijo y que había tenido y el médico me volvió a decir que tranquila que tranquila... que había nacido prematuro y que estaba en la UCI muy malito. Entonces le dije que me llevara a la UCI a verlo, me dijo que no, porque yo estaba acatarrada era verdad y que le iba a pegar el virus a mi hijo ya los demás niños también, pero qué tenido he tenido un deber y una de señora un bebé.. llévame por favor llévame a ver dónde está mi bebé no puedo ir ahora tiene que ir mañana a la 1. 
Me dijo que mi hijo había nacido con el factor RH negativo y que había que cambiarle la sangre, que  tenía que firmar la autorización para cambiarle la sangre al bebe, que estaba muy grave .. y yo la firmé ,siempre, siempre firmada ... y la pregunto por dónde puedo ir a verlo a la 11 y me dijo no puedes verlo tiene que ser mañana a la una... yo no podía salir de la habitación yo estaba vigilada cuando asomaba la cabeza había una persona que me decía que me metiera para dentro yo no podía chillar porque venían y me llamaban la atención, yo no podía llorar... ante esas circunstancias esos nervios esa tensión después de comer dije que me iba yo no podía estar allí con esa tensión y con esos nervios y tan controlada me sentía maltratada me estaban maltratando.....
 
A la mañana siguiente del día 28, fui a la puerta del despacho muy temprano sobre las 9:30 las 10 aproximadamente. Yo estaba esperando a que viniera la monja porque no había nadie en el despacho y de repente se abre la puerta del despacho y aparece un señor, y  por el pasillo para alante sale una señora con un cestito de paja debajo del brazo con tela blanca y topitos azul marino. 
Cuando sale la monja al cerrar el despacho, se puso diabólica, y me ha sentado con las manos ¿qué haces aquí? --- ¿ qué haces aquí? ... Yo la dije que me había dormido un poquito pronto por si usted tiene un momento y me puedes subir un poquito antes a ver a mi hijo.
-No te puedo atender ahora y voy a tardar.. cuando llegó a la altura de la señora las dos volvieron la cara mirando hacia mí yo ya intuía que se llevará en el niño porque en aquella época los niños salían de azul y las niñas salían de rosa entonces a mí el corazón ya me aprieta  y pensaba en que se llevaban a un niño y posiblemente podría ser el mío entonces me tiré hacia delante, pero cuando me di la vuelta al pasillo,  lo que me encontré fue unas escaleras y habitaciones .. me fui a la puerta principal a fumarme un cigarro.. 
Sale el señor y se mete en el coche.. sale la señora con el cestito lleno yo me voy hacia ellos y cuando soy María me ve empuja la mujer para dentro del coche y el coche arranca. Yo toco el culo del coche cuando me vuelvo para sor Maria  me da un portazo. 
Se van por la calle de La Moneda, me meto para el patio, y medio tambaleando, pude sentarme en un banco recuperarme un poco de la fatiga.. porque intuía que ese niño era mi hijo.. me voy a la puerta del despacho y al rato viene la monja ya me caigo de rodillas y con los brazos abiertos la digo :
 !!! sor Maríaaaaa eso señores se han llevado a mí Bruno !!!
Y riéndose, me dijo que mi Bruno era muy guapo, que se parecía a mí, pero que había muerto la noche anterior porque no aguantó el cambio de sangre. 
-Baja que te lo enseño, dijo. 
Bajé muchas escaleras, me enseñaron al niño de lejos, no me pude acercar. Le dije que ese no era mi Bruno, que era un muñeco.
Salió otra monja morena, con ondas en la melena y me dijo : sor María no está. Pero la vi salir del despacho y la grité : "Usted me ha engañado con las firmas de la Beneficiencia, usted y los médicos, lo han hecho para robarme a mi hijo Bruno". Me contestó que no, y que llamara Bruno a mi próximo hijo.
Cuando fui el día 29 a enterrar a mi hijo, yo tenía sociedad de entierro, me dijeron que ya lo habían enterrado ellos en un apartamento el del hospital.
Fui a ginecología, me dicen allí que de los niños prematuros no daban informes a nadie y que los enterraban ellos. 
Sor María me dijo que no volviera más por allí, que "ya se ve lo que eres", esto lo dijo haciendo la señal de la hoz alrededor de su cuello.
Puse una denuncia en el juzgado de la calle General castaño. He tenido esa denuncia en mi poder 30 años, mi hijo se independizó y me trajo una perra para que saliéramos con ella al parque, nos pusimos a arreglar archivos y nos tuvimos que marchar improvisadamente y cuando volvimos la perra se había subido encima de la mesa y me había roto un montón de documentos entre ellos la denuncia se podía leer pero yo no la guarde nunca me habían llamado ni a la pensión ni a la casa de mis padres el carnet tenía los datos de la casa de mis padres jamás me llamó el juzgado para informarme de nada espero entiendas todo esto con lágrimas en los ojos y las piernas me tiemblan no puedo rectificar mucho el que con los ojos llenos de lágrimas hay cosas que no puedo corregir espero que con un poco de suerte lo entendáis todo lo mejor posible esa es mi amarga historia y esa es el verdugo de Sor María qué fue para mí yo fui para sor María un cangrejito a la orilla del río se aprovechó de mí por los cuatro costados...
´-Tranquila, Adelina, yo le doy forma a todo esto....
-Esta historia me gustaría saber guardarla para no perderla nunca y siempre que me la pida a alguien poderla dar ...
-Te la mandaré corregida, y la guardas". 
.Hoy, que nos ha dejado Adelina, he querido plasmar su historia sin correcciones, tal y como me la contó en 2016. Para que todo el mundo la lea con su voz, sin pasar por el tamiz literario forzoso que se aplica en los libros cuando se trata de testimonios personales. 
Acudía a las manifestaciones con sus gafas nasales de oxígeno. Era entrañable por naturaleza y muy querida por todos. No importa cómo pudiera encontrarse : ella iba. Siempre. No como el médico citado a declarar en su momento, que se ausentó por "enfermedad", cuando ella estaba mucho peor que él. 
No se ha hecho justicia, una vez más. Pero seguiremos buscando a Bruno, y el día que aparezca, le hablaremos de su madre, Adelina, que murió con las botas puestas, luchando contra corriente en busca de su hijo robado. A Bruno le diremos que era una mujer sencilla, humilde, que nunca buscó otra cosa que justicia. Amiga de sus amigos, bondadosa, entregada. Maravillosa en todos los sentidos. 
Buen viaje, compañera. Nos encontraremos en esa dimensión desconocida cuando tenga que ser. 


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