Trato hecho

Trato hecho

Enfrentarse a lo desconocido acostumbra a ser una tarea solitaria. De la nada, un todo que transcurrirá a fuerza de trabajo agotador, casi imposible en algunos espacios cuando no se consigue demasiado.

Opinión | 23 de marzo de 2016
Consuelo G. del Cid Guerra

Buscar, rastrear, trasladarse a cualquier punto de la geografía española, allí donde nadie te espera excepto la posibilidad. No rendirse jamás, ni en los peores momentos. Siempre es cuestión de tiempo, de infinita paciencia, y en su tramo final, casi de obsesión. Investigar es asunto de locos desordenados cuando se va por propia cuenta y riesgo. Más tarde, se engancharán a tu carro los bien administrados con nómina asegurada, y a través de ti, el copia y pega se hará carne. Ellos, con todos los medios, brillarán con luz de grandes empresas, sin arrastrarse por el barro ni una sola vez. Los rebeldes con causa somos de la cáscara amarga que describió Panero, el poeta maldito por excelencia. Una vez más, al tajo. Pasarán algunos años, espero que no demasiados, hasta que todo este trabajo tenga su propio peso específico. Y entonces, solo entonces, recordaremos siempre a la editorial que apostó por ello, a quienes te apoyaron siempre, a los que maldijeron ciento y una mil veces el título y tu nombre, a los que amenazaban con demandar...

Olvidaremos el miedo, tantas noches de insomnio, viajes a contratiempo y contra corriente, las monedas que contamos en busca de bocadillos, esa existencia medida a la intemperie, pero jamás la fuerza de una voluntad más que férrea que se mantuvo a pulso, contra todo, hasta el momento de la más espléndida sonrisa de oreja a oreja, cuando se materialice esta locura escrita, conseguida bajo tierra como el hurón más rápido de todos los tiempos. Allí os esperamos, donde el horizonte pierde la línea del paisaje y amanece a una hora más que inesperada.


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